Tocaremos el tema de las falacias,
algunas más comunes que muchos hemos escuchado o hasta hemos cometido dentro de debates donde las
falacias se disparan a diestra y siniestra ¿qué es una falacia?
FALACIA: es un argumento que
parece válido, pero no lo es. Una mentira o engaño con el que se pretende dañar
a una persona sin que ésta se dé cuenta. Una persona utiliza una falacia para
obtener algo que sabe no podría conseguir de otro modo que no sea a través de
la apelación a la falsedad, generalmente su intención no es precisamente dañar,
sino obtener un beneficio, pero no le preocupa herir a otros para conseguir lo
que desea. Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir o
manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a
descuidos o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y
persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para detectarlas.
ARGUMENTO: Un argumento (del
latín argumentum) es una prueba o razón para justificar o refutar algo como
verdadero o falso; es un discurso dirigido a una finalidad.
Una de las varias falacias conocidas dentro de la ciencia de
la lógica es el llamado:
ARGUMENTO AD POPULUM ó ARGUMENTO
DEL PUEBLO
Es un
argumento falaz que concluye que una proposición debe ser verdadera porque
muchas personas lo creen así. Es decir, recurre a que «si muchas personas lo creen
así, entonces será así». En ética el argumento falaz sería «si muchos lo
encuentran aceptable, entonces es aceptable». Esta falacia hace uso del
prejuicio EFECTO CARRO GANADOR o Efecto arrastre. https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_arrastre
Esta falacia es un tipo de
falacia genética o basada en el origen de las cosas. Es una falacia porque el
mero hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no la hace
necesariamente correcta o verdadera.
Esto se demuestra teniendo en cuenta que,
si una opinión individual puede ser incorrecta, la misma opinión sustentada por
muchas personas también puede serlo. La veracidad o falsedad de una afirmación
es independiente del número de personas que creen en ella. Esta falacia se usa
mucho en publicidad.
Por ejemplo:
«Ese músico debe de ser muy
bueno, ya que cincuenta millones de fanes no pueden estar equivocados».
«La marca X es la marca líder en
Europa, por eso deberías comprar productos de esta marca».
«La mayor parte de la gente del
planeta cree en algún dios, y no se conocen entre sí. Eso no puede ser
coincidencia. Por lo tanto, Dios debe de existir».
Realizar afirmaciones de este
modo es falaz. Por ello, la ciencia trabaja sobre la prueba, no sobre el voto
popular, así es apropiado fijarse más en las pruebas que se presentan más que
en el número de personas que lo afirman o lo niegan.
ARGUMENTO A SILENTIO ó
ARGUMENTO DESDE EL SILENCIO.
Consiste en considerar que el silencio de un ponente o
interlocutor sobre un asunto X prueba o sugiere que el ponente es un ignorante
sobre X o tiene un motivo para mantenerse en silencio respecto a X.
En relación con esta falacia, es
necesario hacer referencia a la doctrina jurídico-procesal llamada «de los
actos propios», por la cual, en una de sus aplicaciones más frecuentes, si una
de las partes en un proceso no alega cierto hecho, dato, prueba o argumento
disponiendo de trámite para hacerlo, se presumirá que carece del mismo.
Por
tanto, aunque lógicamente el argumento a silentio o ex silentio es una falacia,
porque el silencio de un interlocutor no puede tomarse como prueba de
certidumbre de lo dicho por un interlocutor contrario, en el terreno de la pura
retórica puede ser un indicio de falta de argumentos o de falta de capacidad
para contrarrestar dialécticamente los argumentos expuestos por la adversa.
Esta presunción se realiza en el
terreno jurídico por ser este un terreno subjetivo marcado por leyes que están
hechas para que la mayoría pueda quedar satisfecha.
Y esto es así porque la mayoría
posee el prejuicio de que el silencio de un interlocutor implica la falta de
argumentos o un motivo particular para tenerlo y también porque el que rompe el
estado de normalidad tiene la obligación de probar con argumentos las
acusaciones.
FALACIA DE QUIETISMO O FALACIA DE RESERVA («el que calla,
otorga»)
La falacia de quietismo consiste
en “suponer” que si nadie se queja, entonces nadie tiene el derecho de
quejarse.
Esto es similar a la idea de que
el silencio es consentimiento o acuerdo:
Ejemplo del jefe de una empresa sobre el salario inferior de la mujer Vs al de
los hombres:
«¿Qué es todo eso de la igualdad de remuneración para las mujeres? Las
mujeres que trabajan en mi oficina deben de estar satisfechas con sus salarios,
ya que ninguna de ellas se ha quejado o ha pedido un aumento de sueldo».
Una reconstrucción de este argumento
en forma estándar revelará claramente la premisa implícita defectuosa:
Las mujeres de mi oficina no se
quejan de que reciben menos remuneración que los hombres
(Premisa).
[Y donde no hay expresión de insatisfacción, no hay
insatisfacción]
(Premisa implícita).
[Debido a que la falta de pruebas
en contra de la satisfacción es evidencia de la satisfacción]
(subpremisa
implícita).
Por lo tanto, las mujeres de mi oficina están
satisfechas con recibir menos salario que los hombres en la oficina.
(Conclusión)
El
argumentador asume que la situación de un grupo de personas debe de ser
satisfactoria, simplemente porque no ha sido expresada ninguna queja sobre esa
situación.
En otras palabras, la ausencia de pruebas contra el carácter
satisfactorio de una situación es considerada como prueba para el carácter
satisfactorio de esa situación. Hacer tal inferencia es tan distintivo de una
forma de la falacia del argumento ad ignorantiam que a menudo se le da un
nombre independiente: falacia de quietismo o de reserva (el que calla, otorga).
Pero ante el hecho de que una persona o un grupo sean «reservados», es decir,
que no hagan ninguna queja, no se puede inferir que no haya nada de qué
quejarse. De hecho, pueden haber muchas buenas razones por las que las quejas no
se expresan abiertamente, incluyendo el
temor a repercusiones por hacerlo.
ARGUMENTO AD CONSEQUENTIAM ó PRUEBA
DE LA CONSECUENCIA
Es un
argumento que concluye que una premisa (típicamente una creencia) es verdadera
o falsa basándose en si esta conduce a una consecuencia deseable o indeseable.
Es una falacia porque basar la veracidad de una afirmación en las consecuencias
no hace a la premisa más real o verdadera. Asimismo, categorizar las
consecuencias como deseables o indeseables es intrínsecamente una acción
subjetiva al punto de vista del observador y no a la verdad de los hechos.
Ejemplo 1
-«El presidente no ha robado fondos
del Estado, porque si lo hubiera hecho, habría perdido las elecciones».
Ejemplo 2
-«Dios debe existir, porque si no
existiera no habría moral y el mundo sería horrible».
Ejemplo 3
-«El jugador hizo todo lo que
pudo, porque, si no, no hubiéramos ganado el partido».
OTROS EJEMPLOS DE FALACIAS:
- Dios existe porque lo siento en
mi corazón.
FALACIA: NON SEQUITUR
El que exista o no Dios, no
depende de sentimientos personales. Son dos puntos muy diferentes.
- Dios existe porque conozco y sé
de muchos casos de enfermos curados por la fe en Dios.
FALACIA: EVIDENCIA ANECDÓTICA.
Las experiencias personales
muchas veces no son confiables. Es como si un conocido suyo dijese que vio a
Elvis en el supermercado. Este tipo de evidencia solo es efectiva si el
interlocutor está dispuesto a aceptarla.
- Dios existe porque la biblia lo
dice.
FALACIA: CIRCULUS IN DEMONSTRANDO
Es el célebre “Argumento
circular”, donde la premisa es la misma conclusión. En este caso generalmente
se completa así: “Dios existe porque la Biblia lo dice; Y la Biblia es valida
porque está escrita por Dios”
- Dios existe porque quien sino
él creó la hermosa naturaleza que nos rodea.
FALACIA: DE LA LEY NATURAL O EL
RECURSO DE LA NATURALEZA.
Esta común falacia relaciona de
forma errónea una afirmación con la naturaleza circundante.
FALACIA: REIFICACIÓN O
HIPOSTATIZACIÓN
En este caso el concepto es
demasiado abstracto y complejo (Naturaleza)
- Dios existe, porque si no ¿De dónde
venimos?
FALACIA: AD IGNORANTIAM
Se comete al inferir la verdad de
una proposición a partir de que no se haya podido probar su falsedad; o bien
inferir la falsedad de una proposición a partir de que no se haya podido probar
su verdad. Es decir, se comete cuando se infiere la verdad o falsedad de una
proposición basándose en la ignorancia existente sobre ella. En este caso como
para muchos no conocen de dónde venimos (interrogante) proponen
inexplicablemente que la respuesta es Dios.
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